martes, 21 de febrero de 2012

Changellings

Lady Awen ni Gwydion

Este hada de belleza excepcional tanto en su semblante feérico como en el mortal, regenta su feudo con mano de hierro, haciendo justicia a los antiguos gobernantes de la época medieval. Todos coinciden en que antes del incidente con el Rito de Iniciación de los cachorros era una persona dulce y amable cuyo amor hacia Dom Rastro-Perdido había hecho que la alianza entre ambas razas se fortaleciese. Incluso estaban prometidos, compromiso que ha quedado totalmente anulado.

Encabezó la resistencia de de Changelings que fueron a socorrer a la joven manada, permitiéndoles la oportunidad de escapar. Son los únicos a los que permite la entrada en sus dominios.

Lady Nara ni Gwydion

De carácter bien diferente al de su madre, Lady Nara, también conocida como Sandra en el mundo mortal, ha demostrado ser una joven amable y atenta con los Garous. Adora a los niños, y es directora de una escuela de Primaria en el mundo mortal, aunque después de su trabajo pasa la mayor parte del tiempo en el feudo con el resto de los Changeling.

Fue una de las víctimas en la batalla que se libró entre Garous y Changelings, aunque gracias a las Artes de estos lograron revivirla (algo que los Garous no comprenden demasiado bien). Además, es sabido por la mayoría que está enamorada de Brandom, aunque apenas se conozcan.

Lord Harald ap Beaumayn

Este sidhe de aspecto imponente y porte igualmente respetable es el gobernante Luminoso del Feudo, y lo lleva como un reloj. A diferencia de Lady Awen, es más allegado a su pueblo y gusta de codearse con él. También tiene especial trato con los Sluagh de la corte, los videntes, ya que él posee cierto Don premonitorio en sueños que ayudó a prevenir la muerte de la joven manada Garou.








Irish Nombreasecas




Cuenta la leyenda que en el antiguo pacto entre Corvax y Changellings (también incluidos los Garous), las primeras dos razas convergieron formando algo extraño: un Changelling alado.
¿Te lo has creído? Espero que no, porque Irish se jactaría demasiado de tu incredulidad. Es una brava guerrera que aprendió a dominar el alfanje (o la escoba, depende de cómo se vea), como si el arma fuese una extensión de su brazo. Eso sumado a su capacidad para volar cuando la Fantasía predomina la convierte en un enemigo difícil de abatir. Además domina las Artes del fuego.
En el mundo mortal su apariencia es la de una mujer algo escuchimizada con ojeras y el pelo descuidado. En su semblante feérico no presenta mejor aspecto, con la piel ligeramente amarilla y una boca enorme llena de dientes afilados que pueden comer lo que sea, desde carne hasta hierro.

Gael [Fallecido el 24 de Febrero, 1997]


 Gael era un sátiro, con sus patas y cuernos de cabra, afable y de sonrisa pícara. Era gran amigo de Amy Collar-de-tuercas-negras y regentaba un bar en la ciudad al que acudían bastantes Changellings y que solía ser punto de reunión para otros seres sobrenaturales.
Falleció durante la batalla de Escocia, defendiendo el Clan de la Luz de la Luna Ardiente cuando sus integrantes solicitaron ayuda  y respeto al antiguo pacto de las Hadas, y también protegiendo a su señora, Lady Nara ni Gwydion. Su pérdida fue muy sentida entre los duendes, y también para la manada Urbana.






Marrian y Kennet


Sluaghs cortesanos, sirvientes de Lord Harald y Lady Awen, que ayudaron a levantar la maldición de Isaac Mano-negra con éxito. Sus Artes y métodos son peculiares y extravagantes, igual que su carácter y apariencia. Visten con túnicas oscuras, decoradas apropiadamente con símbolos místicos. Carecen de dientes y prácticamente de voz, ya que sólo hablan en susurros. Su aspecto es inquietante, esquelético, con los ojos hundidos y la piel descolorida, tanto que recuerdan a un personaje de Tim Burton.
Presentan un extraño gusto por la gelatina de fresa.

domingo, 19 de febrero de 2012

Ailí, Elena y Lady Awen ni Gwydion

Música


20 de Marzo, 1997. Escocia.

                El espejo vibró en su bolsillo como tratando de llamar su atención. Maxwell Sombras-en-el-humo dejó de hablar y frunció el ceño.
                -¿Ocurre algo, Sombras-en-el-humo? –preguntó la Anciana Ragabash.
                -Acabo de recordar algo importante. ¿Me disculpas?
Lucielle le miró con malos ojos.
                -¿Más importante que la horda de…?
                -Lucille, es importante.
Ella emitió un gruñido molesto y se retiró. Maxwell se levantó y caminó hasta un lugar más reservado en la espesura del bosque. Sacó el espero y lo miró fijamente recitando unas palabras en Ogham. Segundos después, su reflejo mutó hasta transformarse en el rostro congestionado de su hermana.
                -Hay movimiento, Maxwell. Tenéis que iros de allí –se apresuró a decir en apenas un susurro, tanto que el garou tuvo que acercar más el rostro al espejo.
                -¿Y me lo dices tú, que estás en el culo de Malfeas?
                -Están levantando hordas, Sombras. No vais a poder con ello. Avisad a San Francisco y al resto de Clanes cercanos.
Maxwell bufó, molesto.
                -No vamos a pedir ayuda como cobar..
                -¡Os van a masacrar! Por Gaia, Maxwell, convence a Garra-de-justicia para que hable con los Colmillos rusos.
                -¿Con los rusos?
                -Están moviendo Zmeis. ¡Zmeis! –advirtió con el terror dibujado en el rostro. Entonces miró hacia otro lado-. Creo que me han visto, tengo que irme.
                -¡No! ¡Espera! ¡AILÍ!
Y en el espejo volvió a aparecer su propio reflejo.

                24 de Marzo, 1997. San Francisco.

                Elena miraba amanecer por la ventana con su ojo sano. Hoy tenía un buen día, las cicatrices no dolían. Eso significaba que haría buen tiempo. Se sonrió, cansada, y continuó comiendo del boll de cereales.
En ese momento, algo refulgió en el cielo de San Francisco. Una nube oscura comenzó a retorcerse formando lo que parecía un tornado que descendía hacia el mar. Soltó la cuchara.
                -Ethan… ¡ETHAN!
                Con dificultad se puso de pie y trató de correr hacia la habitación de su hermano cojeando.
                -¡Ethan!
                -¡Lo sé, lo he visto! –respondió él un instante antes de entrar en su habitación-. Tenemos que irnos. ¡YA! Voy a llamar a Nichole y a Jeff.
                Elena volvió la vista hacia atrás. ¿Qué demonios era eso? ¿Significaba que James y los otros no lo habían conseguido…?
                Apretó la carta en su bolsillo y cogió el chaquetón y las muletas antes de salir.

                23 de Marzo, 1997. Feudo de las Hadas.

                -Mi querida reina Gwydion. Es hora de que nos devuelvas aquello que te concedimos de buena fe.
                Lady Awen miró con soberbia a la Anciana mal vestida y su acompañante, que habían osado irrumpir durante la comida en su reino. No obstante, si la vieja Ventisca-Invernal acudía en persona… Se acercaba.
                La reina se levantó de su trono e hizo una profunda reverencia ante la sabia, algo que asombró a sus cortesanos.
                -El honor de mi casa siempre será respetado. Un Juramento es un Juramento, y vos, después de todas las adversidades, siempre habéis pertenecido a nuestro pueblo tanto como a cualquier otro. ¿No es así, Liala?
                Los ojos de la Theurge brillaron emocionados una vez más.
                -Así es, musa entre las musas.
                -Aguardad un momento –pidió la Gwydion con tono melódico, y desapareció para volver minutos más tarde portando un cofre de madera, viejo y maltrecho, envuelto en un paño de oro.
                Con sumo cuidado y acercándose a sus invitados más de lo que la cortesía pedía, abrió el cofre y les mostró el contenido a los Garous. Los ojos de Matthew se abrieron desmesuradamente.
                -¿Eso es…?
                -Es lo que es- se apresuró a decir la Anciana, que alargó sus frágiles manos para sacar el contenido-. Habéis hecho bien vuestra labor, Lady Awen Ni Gwydion. Mi eterno agradecimiento os doy.
                Ella asintió e hizo un gesto para dejarles marchar. Pero antes, añadió suplicante, y por primera vez en muchos años con su fachada de arrogancia totalmente derruída:
                -Por favor… Traed a mi hija a casa.

lunes, 6 de febrero de 2012

Un cuento para niños


[Esta vez no hay música porque no la encuentro. Sorry]

El cuento de la Vieja Tata

Las llamas del fuego crepitaban, emitiendo destellos cobrizos allá donde la luz alcanzaba a iluminar y calentar la estancia. Fuera, el viento rugía con violencia arañando los cristales y haciendo temblar las pobres paredes de madera. Apenas se veía nada excepto la imponente blancura del Padre Invierno. La vieja Galliard se mecía lentamente junto a la hoguera, vigilando con sus menudos ojos a los cachorros, inquietos por el encierro que las aludes habían causado. Sentía el frío en sus huesos y un malestar constante en las ya conocidas cicatrices de guerra. No obstante, sus pensamientos volaban demasiado lejos como para notarlo.

La más pequeña, de rubios y rizados cabellos, se acercó hasta la Anciana y tiró de la manta que cubría su débil cuerpo.

-Tata, ¿nos cuentas un cuento? –rogó Ania con ojos brillantes.

Madre-del-hielo sonrió acentuando sus arrugas y cogió a la niña en brazos para sentarla en sus rodillas.

-Claro, pequeña. ¿Y vosotros? –dijo dirigiéndose a los otros dos.

Mientras que Niko se sentó en la mullida alfombra de piel, el más grande, Leo, que se consideraba demasiado mayor para cuentos, protestó diciendo:

-Los cuentos son para niñas pequeñas y mocosas.

-¡Me ha llamado mocosa! –protestó Ania-. ¡Pues tú eres un tonto!

Entonces la abuela chistó para que se callasen y todos obedecieron.

-Las historias han de escucharse en silencio, o sino Baba Yaga vendrá por la noche y os comerá.
-A mí no me da miedo. Sólo es una bruja de historias viejas–dijo Niko, aunque con cierto reparo.
La vieja Colmillo Plateado se inclinó hacia adelante, sujetando a su nieta, y miró con ojos afilados al cachorro.

-Sólo una bruja… Veo que vuestras madres no os han contado lo que esa simple bruja de historias hizo.

Los tres negaron, incluido Leo, que ya prestaba atención a las palabras de madre-del-hielo con sumo interés.

“Hace mucho tiempo, cuando nuestra tierra todavía era joven, la primera semilla de corrupción fue arrojada no muy lejos de aquí. No fueron los Garou los que se opusieron a ella, sino una poderosa acólita llamada Baba Yaga. Su magia estaba enlazada a la misma tierra, y la tierra era Baba Yaga. Ella usaba su poder para ayudar a su gente a vivir en armonía con la tierra y los espíritus.”

En la hoguera, las llamas danzaban formando pequeñas figuras de animales saltando y brincando que emocionaban a los pequeños, y también la de una mujer tan anciana como el mundo, encorvada y portando un cayado.

“En ese tiempo –prosiguió-, un enemigo invisible llegó a Rusia, alimentándose de los humanos sin que estos apenas advirtiesen su presencia. Pero Baba Yaga lo sabía, y le buscó con ahínco día y noche hasta dar con él.”

-¿Era un vampiro? –preguntó Ania.

-¡Calla! –le reprochó de inmediato Leo, que estaba sentado a los pies de la Abuela.

-Sí, era un chupasangre, pequeños. Un ser maligno y terrorífico cuyo poder sobrecogió a Baba Yaga. Un Antiguo, casi tan antiguo como el mundo.

El fuego rugió, y el humo se arremolinó formando la cara de un hombre abominable con afilados colmillos.

“La batalla que libraron fue aterradora, y la bruja tuvo que invocar todo su poder sobre la tierra para lograr librarse de él. Sus manos, ardientes como el sol abrasaron la piel del vampiro… Pero este, lejos de sorprenderse y astuto por los años que le precedían, logró escaparse y volvió a sus aliados contra ella. Los animales la atacaron y Baba Yaga tuvo que huir tratando de esconderse. Mas, la maldición que pesaba sobre sus hombros no la dejaba esconderse de Gaia.

Entonces comenzó una poderosa Invocación, suplicando ayuda a aquel que pudiera brindársela con tal de acabar con el vampiro. Los Zmei, portentosos dragones de escamas oscuras como el diablo respondieron su llamada, arrastrándose desde las profundidades de Malfeas. Uno por uno, rasgaron el Velo de la Realidad, descendiendo desde el cielo nocturno hasta rodear a la bruja par protegerla y seguir sus órdenes.”

-¡Dragones! –chilló Niko, emocionado, mientras siete lenguas de fuego se alzaban casi rozando el techo mostrando enormes alas y cuernos.

“A las ordenes de Baba Yaga, ellos atacaron al antiguo, pero su astucia sobrepasaba la de ellos. Aunque eran poderosos, estaban debilitados por su entrada al mundo y eran poco sabios a su manera. El antiguo creó fragmentos en sus mentes de sí mismo, y los envió a todos los rincones de Rusia para que lo buscaran. Baba Yaga vio esto y lloró, pues había comprendido que jamás superaría su ingenio y tarde o temprano sucumbiría a su poder. Orgullosa como nosotros, no podía soportar aquello y buscó una vez más en las Tinieblas, y en esta ocasión trajo al mundo todo lo que más había temido”

El fuego se calmó, incluso el viento pareció dejar de rugir en el exterior mientras la espera se alargaba antes de revelar qué fue aquello que atrajo la atención de Baba Yaga.

“La bruja realizó un pacto con Koshchei, la Garra del Wyrm, que quedaba libre por la Voluntad de Baba Yaga.

Nadie sabe con seguridad qué ocurrió después. Todo lo que se conoce es que Koshchei regreso a Malfeas con los Zmei, y que el antiguo vampiro nunca más fue visto de nuevo. Baba Yaga supo que el antiguo no residiría más en las tierras de Rusia. Eso la alivió, porque había salvado a su tierra natal. Pero entonces Gaia lloraba a la gran Baba Yaga porque le debía la vida a la Garra del Wyrm. Ese era el pacto. Y ella sabía que Koshchei volvería a vagar libre por la tierra blanca y sus dragones surcarían los cielos sembrando el terror… Algún día. Y entonces buscó a los Garous.”

lunes, 30 de enero de 2012

Bastet

Los Bastet renegados son un pequeño grupo desligado del resto debido a su diferente opinión respecto a Gaia y sus guerreros. Mantienen una actitud cordial con la Manada Urbana, a los únicos que respetan. No aceptan ayuda de nadie más, y sobreviven como pueden.

Elena
Elena es una Bastet que los cachorros conocieron durante el Despertar de James. En principio, al parecer por órdenes de su "Clan", sedujo al cachorro para guiarle a una trampa que le conduciría a su muerte, pero se retractó liberándole en el último momento. Las causas son confusas, pero ella dijo que fue una señal de Gaia.

En la actualidad sigue viva gracias a la acción de la manada Urbana y algunos Bastet que siguieron su deseo de salvar al cachorro. No obstante, sus semejantes consideraron traición lo que para ella fue un gesto de buena fe y trataron de matarla.

Antes era una chica bastante guapa y simpática. Ahora está en rehabilitación por sus múltiples heridas y ha perdido parte de la visión. Su carácter se ha agriado como la leche en mal estado hasta el punto de hacerla casi intratable.

Ethan
Es el hermano de Elena. Los cachorros le conocieron justo antes de su Rito de Iniciación, cuando los Garous le capturaron y le llevaron al Clan para que testificase por las acciones de los Bastet contra el último cachorro.

Actualmente no tiene nada en contra de los Garous, a excepción del Cliath James por el trato que le dio a su hermana. Aun así, prefiere mantener una distancia prudencial entre ambas razas.

Es muy protector, tanto con Elena como con sus compañeros.


Nichole
De actitud risueña y moral distraída, esta Bastet no duda en sonreírle a la vida y mostrarle su lado más feroz. Es latina, con un marcado acento sureño y un gusto extraño por la moda.







Jeff
(No se sabe nada de él)

Manada Esperanza de los nonatos

James El-último-nacido
Auspicio: Philodox
Tribu: Fianna
Raza: Homínido
Rango: Fostern
Edad: 18

Notas: Amante de la literatura; los enigmas, puzles y demás retos intelectuales también le resulta de lo más atractivos. Es extrovertido, bromista, aliviando tensión en muchos momentos cruciales y metiendo la pata en los menos oportunos. Cree en la igualdad de todos los seres vivos (ningún espíritu vivo es más valioso que otro), por lo que a pesar de ser Fianna no desprecia los metis en la forma que los Fianna suelen, y es por este motivo por el que tampoco sucumbe ante la necesidad de otras especies de mostrar su superioridad. Le gusta crear amistades, mantener y reforzar las ya propias, aprender todo tipo de rituales, dones e historias interesantes de los que le rodean. Si tienes algo interesante que decir, siempre te escuchará con una atenta y directa sonrisa.

Físicamente es un chico normal, aunque la presión y el esfuerzo físico sufridos desde su despertar le otorgan un aire de madurez que la hace aparentar algunos años más de los que realmente tiene. 

Despertó cuando iba a ser asesinado por los Bastet y se encontró cara a cara con su manada por primera vez, en plena borrachera.

James no sabe mandar, no es estratega, no es autoritario, no es líder.  Pero unos meses atrás tampoco era un Garou.



Brandom Voluntad-argenta


Auspicio: Philodox (Alfa)
Tribu: Colmillo Plateado
Raza: Homínido
Rango: Fostern
Edad: 17

Notas: Amante del baloncesto y la mecánica, se intenta llevar bien con todo el mundo, mostrándose simpático y atento. No le gusta mandar, prefiere escuchar y deliberar. Piensa que toda muerte debe tener un significado y no matara a no ser que sea necesario para la supervivencia de su manada o Clan.

Despertó al ver que el taller de su padre había sido incendiado y este había muerto también por culpa de un Changelin. Pero Amy Collar-de-tuercas-negras y Gael (otro Changelin) lo sacaron de allí y, aunque este último estuvo a punto de morir, consiguieron llevarlo de vuelta al Clan. Una vez allí se enteró que su tío, David Leyendas-punto-com, era Garou como él y uno de los Ancianos lo que, después de un tiempo, le enorgullece soberanamente.

Se siente culpable de no haber podido cumplir su promesa a Tara de comprarle tartas antes de su muerte y no quiere volver a fallarle a nadie más. Confía en su manada.


Isaac Mano-Negra


Aupsicio: Galliard
Tribu: Fianna
Raza: Homínido
Rango: Fostern
Edad: 15













Maalik Destello-de-Selene


Auspicio: Ahroun
Tribu: Colmillo Plateado
Raza: Homínido
Rango: Fostern
Edad: 18

Notas: Maalik es orgulloso y temperamental como el que más, aunque no es nada raro en un Garou de su auspicio. En su forma Homínida es bastante musculado e imponente a pesar de su corta edad, así que en Crinos es una auténtica bestia cuyo pelaje desprende destellos plateados. Desde la muerte de la que para él fue su hermana pequeña, Tara, se le suele ver más en forma de
Lupus.
Suele emplear casi todo su tiempo libre en entrenar, llegando al límite de su cuerpo
y mente si es necesario. Más de una vez ha caído exhausto en algún entrenamiento. El fuego de la determinación está dibujado en sus ojos y daría la vida para proteger a su manada y a las personas a las que aprecia.

sábado, 28 de enero de 2012

La muerte de un Garou




Me llamaba Cristian Wieg. Aunque ahora todos me llaman Patas-rápidas. Curioso nombre para un Philodox, pensé cuando Redmon Palabra-audez me bautizó. Me sentí orgulloso… Aunque eso sólo ha durado unos meses. No creo que aguante mucho más.

Tengo los músculos resentidos, las patas humedecidas por la sangre y el barro que piso y los huesos helados. Apenas puedo soportar el peso de la espada… Neiil también lo nota, rezuma en mis manos como si intentase darme ánimos. ¿Vendrá conmigo al más allá?

A mi alrededor huele a vino agrio, a fruta podrida y a humo de ciudad. Nunca imaginé que la muerte olería así. Tampoco pensé que moriría de esta forma, rodeado de amigos, amigos a los que no he podido defender ni ayudar. Hermanos…

Moriré acompañado, pero solo…

Observo al fomori disparando contra Río-en-calma. Maldito bastardo… Ella aúlla ante el impacto de forma desgarradora. Son balas de plata. Eso dicen sus gritos. Enarbolo la espada una vez más con la Rabia bullendo por mis venas. Puedo hacerlo. Avanzo. Un paso, dos. Uno tras otro y descargo el golpe. Me ha parecido escuchar un fogonazo. Siento un cosquilleo en el estómago, pero no me importa. Neiil tiembla de júbilo al clavar el filo en el rostro de ese ser enfermizo. Saborea su sangre, su dolor… Ahora podrá descansar en paz y… Yo también.

Mi estómago sangra de forma alarmante y no puedo evitar caer de rodillas, débil, moribundo e inseguro. Pensé que morir sería más doloroso, pero creo que mi mente ha decidido emprender el viaje mucho antes que mi cuerpo.

Katerina me llama en lejanos aullidos. Y Redmon… Pero no los veo, ni los huelo… Hay… una luz y una Dama de color plateado. Es hermosa, más hermosa que cualquier criatura de la tierra. ¿Será Selene?
Se acerca, acaricia mi pelaje con cariño y me dedica la sonrisa más dulce que jamás he visto acompañada de un beso suave en el hocico.

-Has luchado valientemente, mi Garou. Es hora de que me acompañes.

Asiento dócilmente… ¿Qué otra cosa podría hacer…?

Y me dejo llevar, quizás al Reino de las Leyendas o a lo que los humanos llaman cielo. No lo sé… estoy cansado… Sólo quiero descansar.


[En memoria a los Garous caídos en el Clan de la Luz de la Luna Ardiente]